¿Qué eran los fielatos?

Oficina que existía antiguamente a la entrada de las poblaciones, donde se cobraban los impuestos por la entrada y salida de mercancías de consumo.

Fielato era el nombre popular que recibían en España las casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías, aunque su nombre oficial era el de estación sanitaria, ya que aparte de su función recaudatoria servían para ejercer un cierto control sanitario sobre los alimentos que entraban en las ciudades. El término fielato procede del fiel o balanza que se usaba para el peaje. Actualmente existen otros mecanismos que sustituyen a los antiguos fielatos.

Fielato: funciones y usos

En la antigüedad, los fielatos estaban situados en las entradas de las ciudades. Por tanto, estaban pendientes de cualquier tren o carruaje que llegase lleno de mercancías. Estas mercancías eran revisadas y por tanto fiscalizadas. El mercader o portador debía pagar un impuesto por ellas, o enseñar el justificante o sello de haberlas pagado en otro fielato. Esto nos suena, ¿verdad? Sí. Las botellas de alcohol de hoy día que se comercian en España tienen el mismo sistema: un sellado que cruza el tapón de llenado de la botella que certifica que ha pagado un impuesto al Estado español por su uso y comercialización. Pasa con el tabaco y otras mercancías, aunque antiguamente se hacía con otro tipo de bienes.

Curiosidades

Como curiosidad, cuentan que las mujeres guardaban gallinas y otros animales vivos y mercancías bajo sus faldas a la llegada de la Estación. Por tanto, los agentes, al supervisar la mercancía sólo les hacían pagar por lo que veían (y no por lo que llevaban escondido). Tremenda ventaja para aquella época. Con los años, fueron especializándose y no dejaban pasar ni una. Cuentan, por ello, que los estudiantes que viajaban en tren muchas veces imitaban sonidos de gallinas y otros animales para confundir al agente y que no supiera de dónde provenían los ruidos; de esa forma esquivaban controles e impuestos más fácilmente. Obra de la picaresca española de la época.

El fielato de Granada: estación de Renfe (avenida de Andaluces)

Este fielato, bien conservado aunque sólo en fachada (pues no se conserva nada del interior) es un emblema de aquella época. En 2015, una asociación de ferrocarriles de Granada se echaron las manos a la cabeza porque pensaban que el fielato sería destruido con la llegada del AVE a Granada y la reforma completa de la estación de trenes de Renfe/Adif de Andaluces (Granada, en el barrio de Pajaritos de Plaza de Toros). Finalmente, al ser un bien cultural de la ciudad, no fue derribado.