La autoestima en Educación: la autoestima en niños/as
La autoestima
Como dijo William James, el conocimiento de todo lo que hemos sido o hemos hecho, que nos sirve para regular nuestro comportamiento es el autoconcepto. También lo es la autoevaluación que hacemos sobre nosotros de aprobación y desaprobación (Coopersmith, 1967) o la resultante de todos los sentimientos y creencias globales que tenemos de sí mismos (Burnet, 1999).
La autoestima cobra importancia considerando el relevante lugar que tienen las relaciones interpersonales en la evolución de la personalidad de cada uno. Las distintas relaciones que los niños van estableciendo tienen un efecto sobre su propia evolución personal. Por eso, los niños se intentan reconocer a sí mismos en la primera etapa. Durante este período los niños buscan aprobación haciendo aquello que más les gusta. Se valoran y se aprueban entrando en juego las normas y deberes con los que hasta ahora ha tenido contacto (familia y escuela, además de los medios de comunicación). La autoestima es el motor de su comportamiento. Los ayuda a ser responsables e independientes, emprendedores y empiezan a aceptar los fracasos, lo que dará el grado de madurez personal (Brugner, 1994).
Los padres “comunican” a sus hijos ciertos valores: dependencia o independencia, equilibrio o ansiedad, etc. Durante los 6-12 años la influencia está compartida por el maestro y el ambiente exterior (los amigos, las demás personas y los medios de comunicación…). El niño procesa estos saberes y sobre los caminos que puede tomar.
La autoestima surge en el marco del crecimiento psicosocial del niño como resultado de las experiencias en las interrelaciones íntimas con aquellos con los que se relaciona de forma cotidiana.
La autoestima considerando su dimensión social: la vinculación (la identificación del niño en un entorno humano dentro de un determinado ambiente cultural, como son la familia, los amigos, tipos de juegos, etc.), la singularidad (la curiosidad, la imaginación, el optimismo y la consideración que cree que los demás tienen de él); el elemento poder está altamente relacionado con el “liderazgo”, la habilidad en el juego, responsabilidad, etc.; finalmente los modelos que sirven de referencia al niño, la toma de decisiones, la elección, el interés por lo nuevo, la obediencia…