
***
LA PRESENCIA DE LA IMAGEN EN LA SOCIEDAD ACTUAL.
Los seres humanos nos relacionamos con nuestro entorno a través de los sentidos. Los sentidos nos proporcionan información del exterior de nuestro cuerpo y nos ayudan a desenvolvernos en él. De todos los sentidos, el que más información nos da, hasta un 80 % según los estudios, proviene de la visión. De tal forma que dominar el lenguaje visual constituye algo más que un reto o un pasatiempo, en la sociedad actual, dada la importancia que han cobrado las informaciones basadas en el lenguaje icónico, se puede hablar de analfabetos visuales, aquellas personas, que no saben leer imágenes, y que por consiguiente pueden ser engañadas a través de mensajes complejos o equívocos. Al proceso de aprender a leer imágenes le llamamos ALFABETIZACIÓN VISUAL.
Por otra parte, ha emergido con gran presencia en nuestras vidas nuevos modos de comunicación, la prensa, las revistas, la publicidad estática, los anuncios, y sobre todo la cultura televisiva, esa fábrica de imágenes indiscriminadas. La imagen ha ido sustituyendo progresivamente a la palabra. Basta echar un ojo a un periódico actual y a otro de hace veinte, cuarenta o sesenta años, para comprobar, que el porcentaje de imágenes (fotos de prensa, publicidad, viñetas, etc.) se ha multiplicado enormemente hasta convertirse en la principal fuente de información en algunos medios como es el caso de la “prensa del corazón” o los conocidos suplementos semanales. Si hacemos el mismo ejercicio con los libros de texto comprobaremos también que los parcos diagramas o dibujos a línea que aparecían en los libros que estudiaban nuestros padres o abuelos, han sido sustituidos hoy por las editoriales, por imágenes a todo color, que ocupan buena parte de la superficie de las hojas impresas. Los libros han abultado de tamaño, también su precio. Las cartillas para leer y escribir de antaño se han convertido en costosos volúmenes donde los alumnos quieren ser estimulados por las atractivas imágenes que contienen.
Las etiquetas de los productos comerciales, la ropa, los calendarios, los posters, la correspondencia, la inevitable publicidad de todo tipo y en general, todo el mundo que nos rodea, viene sustentado en el lenguaje de las imágenes.
Al mundo omnipresente de las imágenes se le denomina en términos sociológicos y pedagógicos, Iconosfera y al mundo de la palabra se le denomina Logosfera. Hay que insistir en que la presencia y desarrollo de la Iconosfera, es más que palpable si miramos a nuestro alrededor. Las fuentes de información que antes basaban su lenguaje en la palabra han visto como ésta decrece en favor de las imágenes que van ganando presencia en estos medios. Vemos muchas más películas que leemos libros, y nos informamos mucho mas a través de la televisión que de la prensa escrita. En las generaciones más jóvenes, este fenómeno es especialmente reseñable, y por ello, hemos de ser conscientes de que si antes era necesario enseñar a leer y escribir a los ciudadanos para prepararlos para desarrollar un trabajo o para hacerlos libres, ahora, es necesario seguir enseñándoles a leer, pero en este caso, a leer imágenes, ya que éstas están constituidas por unos códigos que es necesario conocer para poder captar su verdadero mensaje.
LA TRANSMISION DE VALORES A TRAVES DE LAS IMÁGENES.
Podemos concluir que existen tres funciones fundamentales de la comunicación por imágenes: la informativa, la recreativa y la sugestiva. La sociedad, hoy en día, vive inmersa en un mundo de imágenes, vive en un alto porcentaje por y para la imagen. La explosión del desarrollo de ambos es un fenómeno relativamente reciente. Con la aparición de la sociedad de consumo y el auge del capitalismo moderno, los antiguos valores imperantes en las sociedades, al menos las más desarrolladas, han sido sustituidos por la frialdad de las apariencias externas, de la imagen. Pensemos en la importancia social extrema de la figura del “asesor de imagen”, alguien que “fabrica” un personaje al que votamos y elegimos para que nos dirija. Hoy en día no importa la verdadera personalidad de una persona, solo nos fijamos en el aspecto externo. Ahora no buscamos personas que sean amables, cultas, alegres, agradables; no, ahora lo que pedimos es que lo aparenten. Por tanto, preocupa más el tener que el ser.
La excesiva preocupación por la imagen trae consigo la aparición de un elemento dañino para el razonamiento, y para las relaciones entre los miembros de una sociedad: los estereotipos. Un estereotipo es la imagen preconcebida que tenemos de algún concepto, cosa o ser, y que consideramos como común y correcto aplicado a esos ámbitos. Generalmente, suelen ser erróneos. Pondré algunos ejemplos. El hombre ideal suele ser presentado como aquel que es fuerte, musculoso y robusto, que va a realizar alguna actividad deportiva. Debe ser alto, posiblemente rubio, con mirada intensa y a ser posible siempre sonriente. Desprecia a los intelectuales, pues no le importa la cultura, solo el hedonismo. Los pobrecitos que no cumplen esos requisitos, son despreciados por no tener una imagen satisfactoria. Y no es necesario insistir en que muchas veces, algunos de esos marginados son maravillosas personas, mucho más valiosas que el prototipo ideal. Y sin embargo, sus cualidades quedan ahogadas por la búsqueda desesperada de alcanzar esa “meta” que impone la sociedad, enterrando bajo un mar de engaños y frivolidad su verdadera personalidad.
Pero más allá de este fenómeno de trivialización o frivolización de las relaciones humanas, se está produciendo un fenómeno más importante que afecta al desarrollo emocional de las personas. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y es cierto. Cualquier eslogan, por bueno que sea, se viene abajo, pierde peso o cede ante la rotundidad y contundencia de una imagen que contradiga ese mensaje. Veamos un ejemplo. Nos pueden argumentar e intentar convencer de que el hambre es una lacra del tercer mundo que hemos de erradicar entre todos. Deben insistir mucho en sus argumentos quienes esto defiendan con palabras. Basta una foto de un buitre acercándose a un bebé negro desvalido para que nuestra conciencia se vea brutalmente golpeada y comprendamos la injusticia de esta situación.
Y más allá del plano emocional. En el desarrollo cognitivo y psicológico de los alumnos, también se ha demostrado que los niños que leen libros, son muy diferentes a los que consumen imágenes. La palabra es la representación más abstracta posible del mundo, y por consiguiente, dominar la palabra conlleva el dominio del razonamiento abstracto. Esta capacidad, ha sido la que hasta la actualidad, ha permitido al hombre desarrollar las más altas cimas de conocimiento. Los niños que leen son más pacientes que los que no lo hacen, son capaces de llegar a un estado de concentración mayor y finalmente tienen una mayor capacidad de esfuerzo y sacrificio que los niños acostumbrados a leer imágenes, las cuales suponen siempre una fácil gratificación sensorial.
En la iconosfera asociamos automáticamente la visión de un hecho con su existencia: identificamos la imagen con la realidad. Sin embargo siempre existe una manipulación, por pequeña que sea, en toda imagen. LA IMAGEN NUNCA ES LA REALIDAD.
LECTURA DE IMÁGENES
Sin embargo, las imágenes son siempre signos que incorporan diversos códigos comunicativos. Para leer de forma comprensiva y crítica las imágenes es necesario conocer estos códigos.
Las imágenes comunican de forma global y por la vía emotiva. Por eso, a menudo, se producen a través de ellas comunicaciones inadvertidas, se transmiten emociones, sentimientos, valores, etc. que el receptor asume de forma inconsciente. Este poder de la imagen lo conocen y utilizan los publicistas y otros comunicadores de la sociedad de masas. La interpretación o lectura de las imágenes es un proceso complejo. No todas las personas leen lo mismo ante una misma imagen. Su cultura, su formación, o su estado de ánimo van a influir en la manera de recibir el mensaje.
Hace falta enseñar a leer críticamente las imágenes. Existen distintos métodos de análisis, uno de ellos es el que pasa por dos fases, la lectura objetiva y la lectura subjetiva.
LECTURA OBJETIVA DE UNA IMAGEN FIJA
En esta fase se trata de realizar un ANÁLISIS DE LOS ASPECTOS FORMALES. Es decir, describir de la forma más exacta y concienzuda posible qué es lo que se ve en la imagen que estamos analizando. Algo así como si tuviéramos que decirle a alguien no presente, qué es lo que tenemos delante de nosotros. Empezando por lo más trivial y que a veces damos pro supuesto. ¿Es una foto? ¿Es un dibujo? ¿Es una pintura? Y siguiendo por las otras características formales que son:
-Tamaño (se trata de una foto de prensa, de un folleto, de un cartel, etc.)
-Formato (rectangular, cuadrado, circular, apaisado, vertical….)
-Iconicidad (relación de parecido entre un objeto y su representación)
-Luz y color (natural, artificial, cálidos, fríos, contraluces, sugerencias…
-Estructura (dónde están situados los puntos de mayor fuerza, Encuadre, Planos, angulaciones, líneas de recorrido visual, etc.)
-Composición (armonía o contraste, equilibrio, Punto de vista, etc.)
LECTURA SUBJETIVA DE UNA IMAGEN FIJA
En esta fase se trata de realizar un ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS EXPRESIVOS. Es decir, qué nos quiere decir la imagen, qué sugerencias nos provoca, de qué estereotipos, símbolos, o iconos, se sirve el creador de la imagen para hacer llegar al espectador su mensaje. Se trata en definitiva de interpretar el mensaje o mensajes que transmite la imagen, y en última instancia, qué mensajes ocultos o subliminales pueden descubrirse en ella.
Por ello debemos empezar por hacer un Análisis de las situaciones que nos muestra la imagen. Describir las relaciones entre los elementos que se ven, para seguir haciendo un Análisis de lo que está implícito pero no se muestra. Apoyándonos en la Descripción objetiva de los personajes, símbolos u objetos que hemos señalado en el apartado de la lectura objetiva, debemos concluir el por qué de las sugerencias que la imagen provoca en el espectador.